Há poucos dias referi que um dos
escritores preferidos do meu pai era Camilo Castelo Branco. Praticamente só lia autores portugueses. Abria algumas exceções para autores
brasileiros e para o escritor francês Victor Hugo. Na minha juventude li dois livros do auto,r livros
esses que herdei e que continuam nas estantes da minha casa da aldeia- Os Miseráveis (não tenho presente
quantos volumes) e Notre Dame ( em outras edições tem o título de O Corcunda de
Notre Dame )
Ontem, ao ouvir a notícia do incêndio
da Catedral, vieram-me à memória algumas personagens e até parte do enredo de
cada uma das obras. Como vou amanhã para a aldeia, onde não tenho facilidade de
aceder à NET, deixo aqui dois poemas. O primeiro é de Mário de Sá Carneiro e
pode ser lido aqui
Listas
de som avançam para mim a fustigar-me
Em luz.
Todo a vibrar, quero fugir.. Onde acoitar-me?
Os braços duma cruz.
Anseiam-se-me, e eu fujo também ao luar…
Um cheiro a maresia
Vem-me refrescar,
Longínqua melodia
Toda saudosa a Mar…
Mirtos e tamarindos
Odoram a lonjura;
Resvalam sonhos lindos…
Mas
o Oiro não perdura
E a noite cresce agora a desabar catedrais…
Fico sepulto sob círios —
Escureço-me em delírios,
Mas ressurjo de Ideais…
– Os meus sentidos a
escoarem-se…
Altares e velas…
Orgulho… Estrelas…
Vitrais! Vitrais!
Flores de lis…
Manchas de cor a
ogivarem-se…
As grandes naves a sagrarem-se…
– Nossa Senhora de Paris!…
O segundo é do autor colombiano William Ospina e pode ser lido e ouvido aqui
https://palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz.php&wid=2667&t=Notre+Dame+de+Par%25EDs&p=William+Ospina&o=William+Ospina
Notre Dame de
París
Siempre llegué
al amor por caminos de engaño.
Antes de verte,
indemne, frente a mí, en los declives
de un verano
imborrable, piedra sagrada, fuiste
un vago sueño de
arcos y de luz insinuándose
por el cielo
inventivo de mi infancia, y al verte
real como mis
manos, calladamente cierta,
tu corteza
prehistórica se burló de mis sueños:
no eras el sol
de piedra que flotaba en la mente.
Dormía allí una
roca. La alzaron siglo a siglo
dolorosas
estirpes de polvo. Vi en la noche
las puertas
asimétricas, las toscas torres truncas,
los flancos
floreciendo de demonios sardónicos.
Sólo vi tu
apariencia de navío infernal,
tu alto cuerpo
amasado por el miedo, y sentí
que efundiendo
la lumbre de la superstición
todo lo
contagiabas de pavor medieval
como un grito en
la música apacible.
No todo en mis
alarmas era error, pero luego,
frecuentando tus
nichos, tu esplendor, fui entendiendo
que la belleza
llega con máscaras atroces,
que a su primer
encuentro lo sagrado horroriza.
Sé que da miedo
hallar, hecho ya, lo imposible,
que antes de ser
pensado, el mismo cielo espanta.
Así como a los
mundos que sin saberlo giran
hechizando la
noche con sus brasas perfectas,
vi el vuelo de
tus bóvedas, la ebria piedra sin peso
flotando sobre
el río de la plegaria humana.
Vi los arcos
quebrados, las remotas ventanas,
las altas
escaleras cuyo rumbo es enigma,
los cristales
que quiebran y disgregan la luz.
Lento husmea el
sabueso de la mente en las causas,
tras cada ojiva
advierte la previa idea, el acto,
y percibe en las
cóncavas, exquisitas alturas,
la labor de una
sabia multitud invisible.
Veo en un brusco
instante hormiguear los siglos:
la piedra
rigurosa
se ordena, fiel
al sueño de afanosas estirpes,
cruzan picas,
plomadas, martillos, sogas, ángeles,
en el aire
alabean ecuaciones y andamios
y fe y miedo
trenzados alzan la roca mística.
Y una paz
misteriosa nos da el saber que el templo
ascendió de las
frentes y las manos del hombre,
por la noche el
viento, cayendo hacia los astros.
Que algo divino
ardía como fiebre en la sangre,
algo que no
sabemos y que no preguntamos,
porque el
misterio debe durar en el misterio
y es bello para
el hombre que algo perdure oculto.
Así aprendí a
querer tu compleja estructura,
allí estaba,
envolviéndome,
tu cielo acastillado
donde aletea la música,
los colores
mordidos por la húmeda tiniebla,
la meditada
oblicua de la luz en las criptas,
los sepulcros
que agrava un lóbrego latín.
Allí estabas,
dibujo fiel de la mente gótica,
retrato de una
edad hecha de ley y de abismo,
batalla contra
el caos perpetuada en la piedra.
Y te amé en esas
tardes sin comprenderte, y fuiste
el sitio
señalado para el éxtasis
cuando una
aciago amor socavaba mi alma.
Ahora, lejos,
Basílica, te recuerdo, orgulloso
de haber amado
en ti todo lo que perdura.
En la memoria
avanzo de nuevo por tu calma,
se ennoblece
otra vez mi conciencia en tu música,
algo anterior a
mí tiembla en mí contemplándote.
Morosamente
busco lo que conozco y amo,
y no sé, al
celebrarte,
qué celebro en
secreto, más antiguo y más íntimo;
qué obstinado
edificio de la mente o la sangre,
como el rostro
anterior que un nuevo rostro evoca,
traza con sus
hipérboles la memoria inexacta.
Reconheço a perda irreparável duma obra que a todos traz memórias. Estive lá com os meus pais e depois com o Manel, mas já há muitos anos que não vou a Paris. É uma cidade para percorrer a pé e não consigo andar mais que 2km por dia. Choca-me, apesar de tudo que se consiga juntar tanto dinheiro para a reconstrução duma igreja e não se faça o mesmo para socorrer vitimas de catastrofes horriveis que têm assolado países africanos e até sul americanos. É impossivel não nos indignar-nos com estes contrastes!!
ResponderEliminarBoa Páscoa!
Paris é, para mim, uma as cidades mais belas que já visitei. Concordo plenamente contigo no que respeita às prioridades mas infelizmente o mundo está cada vez menos solidário no que respeita às fatalidades humanas
ResponderEliminarBjs